lunes, 7 de marzo de 2016

La secuelas de Fukushima, cinco años después de la catástrofe

Entre todas las ciudades de Fukushima, Koriyama alberga la mayor población de niños con cáncer de tiroides confirmado y de casos sospechosos, según los resultados del primer y segundo estudio oficial de seguimiento de la función tiroidea realizados en 2014 y 2015. Cada año la Universidad Médica de Fukushima estudia la incidencia de cáncer de tiroides en distintos municipios y, a finales del pasado mes de diciembre, se detectaron 16 nuevos casos confirmados en Koriyama, lo cual eleva a 115 la cifra total de niños afectados. Estos enfermos tenían edades comprendidas entre los seis y los 18 años cuando sucedió la catástrofe.
Así lo comunicaron el pasado 15 de febrero la universidad y el propio Gobierno regional de Fukushima, en una conferencia pública convocada por el Comité de Estudio de Salud para presentar los resultados de los últimos análisis. Sin embargo, las autoridades rechazan un vínculo entre el accidente nuclear y la incidencia de cáncer. De hecho, Hokuto Hoshi, presidente del Comité, aseguró tras presentar los datos del informe que «en estos momentos es impensable relacionar la radiación con los casos de cáncer de tiroides». 
A la conferencia del pasado 15 de febrero, asistieron unas 60 familias afectadas, pero, una vez más, se sintieron ignoradas por las autoridades. «Durante la conferencia, a las madres de Fukushima no se nos permitió plantear ni una sola pregunta a los médicos; solamente gozaron de ese derecho los principales medios de comunicación de Japón afines al Gobierno. ¡El Gobierno y los medios japoneses nos ignoran y nos humillan!», exclamó absolutamente indignada tras la conferencia Sachiko Sato, de 64 años, madre de cinco hijos y residente en Fukushima.

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