miércoles, 8 de junio de 2016

Cementerios de tecnologia

Nos encanta la tecnología. Morimos por estar siempre a la última, tanto como nuestra economía pueda permitirse. La mayoría de nuestra basura electrónica acaba en dos sitios. Dos enormes vertederos, dos pequeños infiernos, cada uno en una esquina del mundo.
Uno de ellos es la ciudad de Guiyu, en Guandong, China, que lleva 20 años recibiendo residuos electrónicos. El sitio donde, de una forma u otra, cobran vida la mayoría de nuestros aparatos es también el que los recibe de vuelta cuando terminan su vida útil. Guiyu es el mayor basurero tecnológico de China, y aunque la fabricación y montaje de componentes electrónicos sea una industria del más alto nivel, su reciclaje y descomposición, definitivamente, es todo lo contrario.Guiyu es el segundo lugar con más polución del planeta, y desde hace años se la conoce como Ciudad Veneno: el aire está saturado de gases tóxicos, y el suelo, envenenado con altas dosis de plomo, aluminio, cromo y otros metales pesados. Ni siquiera el agua es potable, por culpa de los altos niveles de plomo en el sedimento del río.

El panorama de Agbogbloshie, un suburbio de Accra, es igualmente demoledor: lo que antes fue un humedal al que acudían los habitantes de las ciudades cercanas a pasar su tiempo de ocio es, ahora, un cementerio electrónico inundado de montañas de basura y marañas de cables y plástico ardiendo, en el que cientos de personas, en su mayoría jóvenes, escarban con palos entre la basura y prenden fuego a los desperdicios, esperando que el plástico y la goma derretidos hagan asomar unos gramos de preciado cobre

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